domingo, 16 de junio de 2013

Nicoletta Tomas Caravia 




Hubo una época, no muy lejana, cuando el amor tenía una sola razón, la  de tu presencia, nada era más hermoso que inaugurar el día, recostada en tu espalda, anidando el alma en tu abrazo.

Hoy no estas y sin embargo las cartas que me escribías, tu visión de la ternura, tu manera tan simple de regalarme esas caminatas invernales por la orilla del mar, cuando tu tibieza me envolvía entre ráfagas de viento y el aliento salitre de las olas que me llenaban la vida. (Ah! cuánto me diste amor mío!)

Y en ese precipicio de fuego y de hielo, donde la imaginación ornea la masa que leuda lentamente la realidad y la fantasía, debo confesar, y en esta confesión me desangro, que a veces escribo y no sé a quién le escribo.

¿Son acaso mis letras un conjunto delirante de sentimientos dedicados a un fantasma?

¿Existes, o solo fuiste un ensueño?

Tal vez nunca tenga una respuesta…  tal vez sea una búsqueda infinita… como buscar mi reflejo del otro lado del espejo.

De todas maneras, sea cual fuera el designio que me empuja a escribirte, casi deja de ser irrelevante, no necesito encontrar una respuesta o saber dónde está el eslabón que me une a tu alma.

Necesito pensarte… necesito sacar todo lo que dejas en mi corazón…

Si al final de este camino de signos y de sentimientos… tampoco sé,(¿?)  si… existo.




©2011-2013 Beatriz Sanchez Yudiz   

Amigos durante este tiempo que compartimos visitas y comentarios… hemos crecido intercambiando los mejores deseos, les agradezco el cariño y la compañía, espero seguir contando con sus palabras y su amistad.
Hasta prontito y que el vuelo infinito de la inspiración nos rodee y nos eleve hacia ese mundo maravilloso de la poesía.
GRACIAS por estar! los abrazo desde el corazón.  B.S.Y